sábado, 14 de febrero de 2009

Martin Luther King, Jr. y otras famosas frases en el Día de San Valentín

Marthin Luther King, Jr con su familia. Un hombre que murió por amor a su pueblo.

He decidido apostar por el amor. El odio es una carga demasiado pesada (Martin Luther King, Jr.).





El 14 de febrero es día de los enamorados, de los novios, del amor, el día de San Valentín, el mejor día para expresar el amor que sientes hacia otra persona. Te ofrecemos estas frases románticas para felicitar en este hermoso día.


El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso, no se vanagloria, no se hincha, no se porta indecentemente, no busca sus propios intereses, no se siente provocado. No lleva cuenta del daño. No se regocija por la injusticia, sino que se regocija con la verdad. Todas las cosas las soporta, todas las cree, todas las espera, todas las aguanta. El amor nunca falla. (1Cor. 13:4-8). Cita bíblica.

El amor es una condición en la que la felicidad de otra persona es esencial para tu propia felicidad (Robert A. Heinlein).


Llegamos al amor no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando aprendemos a creer que una persona imperfecta es totalmente perfecta. Si no me ama vos, nunca seré amado. Si no le amo a vos, nunca amaré (Samuel Beckett).


Es posible dar sin amar. Pero es imposible amar sin dar (Richard Braunstien).
Dibuja un círculo y no un corazón alrededor del nombre de la que quieres. Un corazón se puede romper, pero un círculo sigue para siempre.


Hace falta tener un ojo abierto para conocer a tu amor verdadero. Pero hace falta tener los dos cerrados para mantenerlo.

El amor es unirse a pesar de todos los pronósticos.

Cuando dos personas necesitan ver cada vez más el uno al otro y cada vez menos a otras personas, es que están enamorados.


Te quiero no por lo que eres, sino por lo que soy yo cuando estoy contigo.


Es el amor, no la razón, que es más fuerte que la muerte (Thomas Mann)


Si engañas a alguien, pierdes una de los tesoros más grandes de la vida. Pierdes la capacidad para confiar. Porque sin confianza, el amor es imposible (Osho)


El amor es el triunfo de la imaginación sobre la inteligencia (Henry Louis Mencken)

No me digas que me quieres. Demuéstramelo (Omage Jossy).


En el amor verdadero, la distancia más pequeña es demasiado grande, y sobre la distancia más larga se pueden construir puentes (Hans Nouwens).

Una campana no es campana hasta que suene. Una canción no es canción hasta que se cante. Un amor no es amor hasta que se regale (Oscar Hammerstein II).

El tiempo es demasiado lento para los que esperan, demasiado rápido para los que temen, demasiado largo para los que lamentan, demasiado corto para los que celebran. Pero para los que aman, el tiempo es la eternidad (Henry Van Dyke).

Si rechazamos el amor que se nos da, si nos negamos dar amor porque tememos dolor o pérdida, entonces nuestra vida estará vacía, y nuestra pérdida mayor.

Amar y ser amado es sentir el sol desde ambos lados (David Viscott).
No olvide nunca que la fuerza más poderosa en la tierra es el amor (Nelson)

El amor es como la guerra. Fácil empezar, pero muy difícil parar (H.L. Mencken)


El amor verdadero no tiene final feliz. El amor verdadero no tiene final.

Durante mi juventud el amor será mi maestro; en madurez, mi ayuda; y en la vejez será mi encanto (Kahlil Gibran).

Valora sobre todo el amor que recibes. Sobrevivirá mucho después de que hayan desaparecidos tus tesoros y tu salud.

Amar profundamente a alguien nos da fuerza. Sentirse amado profundamente por alguien nos da valor (Lao Tzu).


En los sueños y en el amor no cabe lo imposible (Janos Arnay).

Amar es arriesgarse a que no le quieran. Esperar es arriesgarse a sentir dolor. Intentar es arriesgarse a fracasar. Pero hay que arriesgarse. Porque lo más peligroso en esta vida es no arriesgar nada (Leo Buscaglia).

No te amo porque eres preciosa. Eres preciosa porque te amo.

viernes, 6 de febrero de 2009

INSTALACIÓN CONSEJO METROPOLITANO DE CULTURA EL LUNES 9 DE FEBRERO...


La Alcaldía Metropolitana de Caracas a través de la Secretaría de Cultura y Recreación, tiene el honor de invitarle a la instalación del Consejo Metropolitano de Cultura, que se celebrará en la Sala Experimental del Centro Cultural Chacao, Avenida Tamanaco, Urbanización El Rosal, el día lunes 9 de febrero de 2009 a las 10 a.m.

lunes, 2 de febrero de 2009

ORIGEN DE ALGUNAS FRASES TÍPICAS VENEZOLANAS...


Dame la colita: En las batallas que se libraban en la época de la independencia, no habí­an suficientes caballos como para que todos los soldados montaran uno. Así­ que gran parte de los soldados, se veían en la necesidad de cubrir grandes distancias a pie. Por eso, cuando les tocaba subir una pendiente, le solicitaban al soldado que iba a caballo, mula o burro: dame una colita, en otras palabras, dame permiso para agarrarme de la cola del animal para subir con menos esfuerzo la pendiente. Se quedó para siempre 'Dame la colita'.

Corotos: Antonio Guzman Blanco, quien fue 3 veces presidente de Venezuela tuvo una educación con fuerte influencias francesas, fue diplomático acreditado en ese paí­s. En su estadía por el paí­s europeo, su mujer se aficiónó³ mucho por las pinturas del pintor francés, Jean Baptiste Corot, teniendo una respetable colección, de la cual no se separaba. Cuando viví­an en Caracas, cada vez que se mudaban de casa, cosa que hicieron con mucha frecuencia, le indicaban a los empleados que embalaban los enseres: tengan cuidado con los 'corots'; es decir a las pinturas. Los empleados fueron generalizando la orden convirtiendo en 'corotos' toda clase de cosas propias de una casa.

Macundales: Para abrir picas, en el proceso de exploración de la industria de hidrocarburos en Venezuela, se utilizaron unos machetes ingleses de marca Mc Undale. Los trabajadores, le dieron el nombre de macundales, cada dí­a, a la hora de terminar la faena, decí­an: llegó³ la hora de recoger los macundales (machetes) y así­ se ha quedado hasta el dí­a de hoy, recoge tus macundales, significa: recoge tus cosas y vete.

Echale pichón: En Venezuela, cuando se le pide un esfuerzo adicional a alguien para desarrollar alguna tarea que requiere algún esfuerzo se le dice échale pichón. En la época en la que no había acueductos ni sistemas de distribución del agua, ésta se extraí­a con bombas manuales que tenían una palanca que decí­a 'Push On'. La utilización de esta palabra para decir que pusieran a funcionar las bombas, deriva³ en pichán. échale pichón era: Dale a la bomba.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

BOLÍVAR EN SU LECHO DE MUERTE DEJA UN MENSAJE INOLVIDABLE...


La muerte, misericordiosa, le sorprende en San Pedro Alejandrino, una hacienda cercana a Santa Marta, el 17 de diciembre de 1830. Su última proclama, firmada el día 10, después de haber recibido los auxilios espirituales de un sacerdote, es un elocuente testimonio de su grandeza, de su desprendimiento y de la rectitud de su espíritu. Es, también, y sobre todo, un legado donde señala rumbos hacia el futuro."

Los pueblos que liberó su espada conservan la esperanza de que sus hombres revivan el espíritu de Simón Bolívar y culminen su obra.

Los malentendidos entre Colombia y el Perú conducen a una guerra, concluida felizmente, después de la batalla de Tarqui, con la afirmación de Sucre de que la justicia de su causa era la misma antes que después de la victoria. Se convoca a un nuevo congreso, que se reúne en Boyacá en la apoteósica entrada en Caracas enero de 1830 y que la elegante precisión del verbo bolivariano denomina infructuosamente "Admirable"). Lo preside Sucre, quien realiza los mayores esfuerzos por lograr la reunificación con Venezuela. Todo resulta inútil. El destino ha marcado su signo.

El proceso es fatal. Sucre es asesinado el 4 de junio en la montaña de Berruecos, cuando regresaba a su hogar rumiando amargas preocupaciones. Por otra parte, el Congreso de Venezuela, temeroso de que la presencia del Libertador volviera a disipar los proyectos separatistas, pone como condición a todo diálogo su exclusión del territorio nacional: es el más duro de los ultrajes y el más triste de los hechos históricos de nuestra República.

El congreso colombiano, a su vez, le acepta la renuncia; designa un nuevo presidente que no asume por lo pronto el poder; el general Rafael Urdaneta, se hace cargo del gobierno el 5 de septiembre, instando al Libertador a volver. Este, que se halla en ruta a la costa atlántica con el propósito de pasar a Europa, encuentra en el deterioro de su quebrantada salud el desenlace de su ciclo vital.

Le da hospitalidad en la quinta de San Pedro Alejandrino, cerca de Santa Marta, un hidalgo español, Joaquín de Mier; y lo atiende en su última enfermedad un médico francés, Alejandro Próspero Reverend, que ganó con su afecto por el noble paciente la gloria de la inmortalidad. Historiadores médicos discuten hoy acerca del tratamiento que indicó Reverend: lo cierto es que ya la inmensidad de la figura y de la obra de Bolívar no cabían en el escenario de su vida.

Sabía que iba a morir, se preparó dejando un mensaje inolvidable en el que sus últimos deseos los expresaba y el sacrificio de su existencia lo ofrecía, para recomendar el mantenimiento de la unión grancolombiana. El obispo José María Esteves, de Santa Marta, y el cura de Mamatoco, Hermenegildo Barranco, le dieron los últimos auxilios religiosos. Falleció el 17 de diciembre de 1830. Tenía solamente 47 años: pero ya resonaba la frase del elocuente Choquehuanca, quien desde el Perú había pronosticado: "con el tiempo crecerá vuestra gloria como crece la sombra cuando el sol declina".

Sus restos, inhumados solemnemente en la catedral de Santa Marta, fueron trasladados a la catedral de Caracas en 1842, en apoteosis presidida por el general Páez y narrada en párrafos neoclásicos por Fermín Toro. De la catedral pasaron, en el gobierno de Guzmán Blanco, al Panteón Nacional, un templo donde predomina la afirmación de su grandeza. En medio de su increíble actividad, la soledad de su espíritu se resentía de la falta de un verdadero amor.


El recuerdo de la esposa muerta lo acompañaba siempre. Comprendía que, tal vez, si ella hubiera vivido, su destino heroico no se habría cumplido (se le atribuye la expresión de que no habría pasado de ser "alcalde de San Mateo"); pero el vacío que ella había dejado en su existencia no pudo llenarlo con las aventuras galantes, con encuentros furtivos, ni siquiera con manifestaciones de afecto, entremezclado con veneración, por más que provinieran de mujeres hermosas, inteligentes o sensibles.

Solamente una quiteña, Manuela Sáenz, de espíritu atrevido, pasando por encima de las normas sociales y provocando inevitables reacciones, al entregarse a él con irrefrenable vehemencia, llegó muy cerca de su corazón. No fue una mera relación carnal la que existió entre ellos: aquélla a la que llamó "sublime loca") le dio aliento de vida, y vino a convertirse en "libertadora del Libertador" cuando salvó su vida en el atentado septembrino, distrayendo a los conjurados mientras el Libertador se ponía a salvo. Los años finales de Manuela después de la partida y muerte dei amado, fueron un triste epílogo de su participación en la tragedia bolivariana.

No logró el Libertador consolidar en los nuevos estados la vida institucional. En su último año llegó a exclamar, en mensaje al Congreso: <Pero no. No había arado en el mar. Su figura continúa agigantándose, por encima de todos sus contemporáneos en el ámbito de su acción. El estudio de su pensamiento lo califica como uno de los más geniales visionarios del acontecer político y uno de los más brillantes cultores de la filosofía del estado, a la vez que uno de los más profundos conocedores de las realidades de los pueblos. Para las naciones que libertó-Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá es y será Padre de la Patria. Para toda Latinoamérica, su voz es mensaje y su figura es prototipo de las aspiraciones generosas.


En bronce o mármol, se encuentra en las principales plazas de las ciudades y pueblos de las repúblicas hijas de su espada. Su figura heroica campea en muchas capitales del mundo. Lima, Caracas,Bogotá, Quito, La Paz y Panamá no son las únicas: también, entre otras, Buenos Aires, México, Río de Janeiro, Santo Domingo, San Juan de Puerto Rico, Tegucigalpa, Guatemala; le hallamos en Puerto España y Kingston, en Nueva York y Washington, en Roma y París, Londres y Madrid, además de muchas otras ciudades como Cádiz, Garachico (Canarias), Trujillo (Perú), Arequipa, etc. Su nombre distingue una nación (Bolivia), un estado de Venezuela, numerosos distritos jurisdiccionales y diversas ciudades (en Venezuela, en la Argentina, en los Estados Unidos); es epónimo de universidades y liceos, así como de numerosas sociedades e instituciones.

El adjetivo "bolivariano" ha entrado, por él, al diccionario. Son incontables los libros que recogen su pensamiento o que se ocupan de su vida y de su obra; ha servido de inspiración a historiadores y poetas, a escultores y músicos, y hasta una ópera, estrenada en París, ha sido compuesta con su figura como tema. Maestro de maestros, su pensamiento ha servido de inspiración a pensadores y estadistas.

Y está vigente la hipérbole del insigne uruguayo José Enrique Rodo: " (...) si el sentimiento colectivo de la América libre y una no ha perdido esencialmente su virtualidad, esos hombres, que verán como nosotros en la nevada cumbre del Sorata la más excelsa altura de los Andes, verán, como nosotros también, que en la extensión de sus recuerdos de gloria nada hay más grande que Bolívar".

Testamento de Simón Bolívar

Testamento de su excelencia, Santa Marta, 10 de diciembre de 1830.
En nombre de Dios todo Poderoso. Amén. Yo, Simón Bolívar, Libertador de la República de Colombia, natural de la ciudad de Caracas en el Departamento de Venezuela, hijo legitimo de los señores Juan Vicente Bolívar y María Concepción Palacios, difuntos, vecinos que fueron de dicha ciudad, hallándome gravemente enfermo, pero en mi entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, creyendo y confesando como firmemente creo y confieso el alto y soberano misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios que cree, predica y enseña nuestra Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana, bajo cuya fe y creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte, como Católico fiel Cristiano, para estar prevenido cuando la mía me llegue con disposición testamental, bajo la invocación divina, hago, otorgo y ordeno mi
Testamento en la forma siguiente:

Primeramente encomiendo mi Alma a Dios nuestro Señor que de la nada la crió, y el cuerpo a la tierra de que fue formado, dejando a disposición de mis Albaseas el funeral y entierro, y el pago de las mandas que sean necesarias para obras pías, y estén prevenidas por el gobierno.
Declaro: fui casado legalmente con la Sra. Teresa Toro, difunta, en cuyo matrimonio no tuvimos hijo alguno.

Declaro: que cuando contrajimos matrimonio, mi referida esposa, no introdujo a el ninguna dote, ni otros bienes, y yo introduje todo cuanto heredé de mis padres.


Declaro: que no poseo otros bienes mas que las tierras y minas de Aroa, situadas en la Provincia de Carabobo, y unas alhajas que constan en el inventario que debe hallarse entre mis papeles, las cuales existen en poder del Sr. Juan de Francisco Martín vecino de Cartagena.
Declaro: que solamente soy deudor de cantidad de pesos a los señores Juan de Francisco Martín y Poules y Compañía, y prevengo a mis Albaseas que estén y pasen por las cuentas que dichos Señores presenten y las satisfagan de mis bienes.

Es mi voluntad: que la medalla que me presentó el Congreso de Bolívia a nombre de aquel pueblo, se le devuelva como se lo ofrecí, en prueba del verdadero afecto, que aún en mis últimos momentos conservo a aquella República.

Es mi voluntad: que las dos obras que me regalo mi amigo el Sr. Gral. Wilson, y que pertenecieron antes a la biblioteca de Napoleón tituladas "El Contrato Social" de Ruseau y "El Arte Militar" de Montecuculi, se entreguen a la Universidad de Caracas.

Es mi voluntad: que de mis bienes se le den a mi fiel mayordomo José Palacios la cantidad de ocho mil pesos, en remuneración a sus constantes servicios.

Ordeno: que los papeles que se hallan en poder del Sr. Pavageau, se quemen.
Es mi voluntad: que después de mi fallecimiento, mis restos sean depositados en la ciudad de Caracas, mi país natal.

Mando a mis Albaceas que la espada que me regaló el Gran Mariscal de Ayacucho, se devuelva a su viuda para que la conserve, como una prueba del amor que siempre he profesado al espresado Gran Mariscal.

Mando a mis Albaceas se den las gracias al Sr. Gral. Roberto Wilson por el buen comportamiento de su hijo el Coronel Belford Wilson, que tan fielmente me ha acompañado hasta los últimos momentos de mi vida.

Para cumplir y pagar este mi textamento y lo en el contenido, nombro por mis Albaceas textamentarios, fidei comisarios, tenedores de bienes a los Sres. Gral. Pedro Briceño Méndes, Juan de Francisco Martín, Dr. José Vargas, y el Gral. Laurencio Silva, para que de mancomún et insolidum entre en ellos, los beneficien y vendan en almoneda o fuera de ella, aunque sea pasado el año fatal de Albaceasgo pues yo les prorrogo el demás tiempo que necesiten, con libre franca, y general administración.

Y cumplido y pagado este mi textamento y lo en el contenido instituyo y nombro por mis únicos y universales herederos en el remanente de todos mis bienes, deudas, derechos y acciones, futuras sucesiones en el que haya sucedido y suceder pudiere, a mis hermanas María Antonia y Juana Bolívar y a los hijos de mi finado hermano Juan Vicente Bolívar, a saber, Juan, Felicia y Fernando Bolívar, con prevención de que mis bienes deberán dividirse en tres partes, las dos para mis dichas hermanas, y la otra parte para los referidos hijos de mi indicado hermano Juan Vicente, para que lo hayan, y disfruten con la bendición de Dios.

Y revoco, anulo, y doy por de ningún valor ni efecto otros testamentos, codicilos, poderes y memorias que antes de este haya otorgado por escrito, de palabra o en otra forma para que no prueben ni hagan fe en juicio, ni fuera de el, salvo el que presente que ahora otorgo como mi ultima y deliberada voluntad, o en aquella vía y forma que mas halla lugar en derecho. En cuyo testimonio así lo otorgo en esta hacienda San Pedro Alejandrino de la comprensión de la ciudad de Santa Marta a diez de diciembre de 1830.


Y su excelencia el otorgante a quien yo, infrascrito, Escribano Publico del Número certifico que conozco, y de que al parecer está en su entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, así lo dijo, otorgó y firmó por ante mí en la casa de su habitación, y en éste mi Registro Corriente de Contratos Públicos siendo testigos los S.S.: Gral. Mariano Montilla, Gral. José María Carreño, Coronel Belford Hinton Wilson, Coronel José de la Cruz Paredes, Coronel Joaquín de Mier,

Primer Comandante Juan Glenn y el Dr. Manuel Pérez Recuero, presentes.
Ante mí, José Catalino Noguera, Escribano Público.

Muerte del Libertador. Última proclama del Libertador
Simón Bolívar, Libertador de Venezuela, etc.
A los pueblos de Colombia
Colombianos:

Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiábais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad.

He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.

Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.

¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.

Hacienda de San Pedro, en Santa Marta, a 10 de diciembre de 1830. 20º.
Simón Bolívar

FUENTE:

Colegio Santiago de León de Caracas. Floresta, Caracas. Venezuela. Área: Cátedra Bolivariana. Grado: 9. Sección: "C". Integrantes: -Melanie Torres -Alegna Yanes / 1 Julio de 1999